Los individuos, los grupos de individuos y la sociedad como un
todo están cambiando constantemente en función de lo que ellos consideran
formas deseables y aceptables de vida y de comportamiento. Estos cambios pueden
incidir profundamente en las actitudes de los individuos hacia los productos y
las actividades de marketing.
La cultura solía cambiar lentamente, porque expresaba la secular
reacción de la gente a su medio físico y a sus experiencias. Pero esto no
ocurre en las sociedades modernas, cuya cultura y especialmente su forma de
vida, cambia a ritmo tan vertiginoso.
Las personas con sus costumbres y creencias socioculturales
constituyen el fundamento de la economía, el sistema legal y la tecnología.
Además, el impacto del cambio de valores y de las fuerzas sociales
se intensifican al unirse frecuentemente a cambios demográficos simultáneos,
puesto que los cambios de valores son a menudo más pronunciados dentro de un
segmento demográfico específico.
La modificación de las características demográficas tales como,
los niveles de edad, la distribución geográfica, las tasas de nacimiento y
crecimiento de la población, son de particular importancia para las empresas
que fabrican productos destinados de una forma directa al consumo.
Podemos pensar en la multitud de productos dirigidos a los
jóvenes, como ropas, discos etc., que pueden verse afectados por la constante
disminución de la tasa de nacimientos en nuestro país. Sin embargo, esto traerá
como consecuencia inmediata, la necesidad de incorporación de mano de obra
femenina al mercado de trabajo, de lo cual se desprenderán nuevos e importantes
cambios culturales en cuanto a la forma de
alimentación, tamaño de los pisos, decoración de los mismos, entre
otros cambios que cabe presuponer se darán en nuestra sociedad a imagen de lo
sucedido en otras sociedades que anteriormente han vivido este fenómeno.
Afortunadamente para los ejecutivos de marketing la ciencia de la
demografía se ha desarrollado muy rápidamente en los últimos años, y se pueden
obtener datos muy completos acerca de factores tales como patrones de
crecimiento de la población, proyecciones y distribución por edades.
Algunos cambios que podemos presenciar ya, en nuestra sociedad
podrían ser:
El aumento del tiempo libre, trae como consecuencia una
civilización del ocio que abre perspectivas importantes para muchos nuevos
negocios.
El culto a la belleza, sobre todo en el hombre, que hasta ahora se
había mantenido alejado de esta preocupación, presenta grandes posibilidades a
la venta de productos directamente relacionados con la conservación de la piel,
los perfumes, la alimentación sin grasas, etc.
La necesidad de seguridad, se expresa en nuevos productos
financieros, como fondos de pensiones, seguros de vida, etc.
Por todo ello el estudio de las tendencias demográficas son de
gran importancia para las compañías.
Por ejemplo, un estudio realizado en los EE.UU. detectó un fuerte
crecimiento relativo del número de mujeres entre los 50 y 70 años de edad.
Este grupo parece que presentaba como notas sobresalientes tener
unos mayores ingresos "per cápita", más tiempo
libre y menores responsabilidades en el hogar que las más jóvenes.
Todo ello indicaba que puede haber una gran oportunidad para los
productos dirigidos hacia este colectivo.
Detectar las tendencias en la evolución de las poblaciones no
suele ser difícil, puesto que éstas se producen de una forma lenta, por lo que
las empresas suelen contar con tiempo suficiente para adoptar las medidas
necesarias para paliarlas.
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